Cada niño crea un personaje que corresponde a lo que esperan de él


«Los adultos de su entorno esperan de él algo que no es, requieren un orden que no es el suyo, unas respuestas a preguntas que no puede entender, comportamientos cuya estructura ideológica o social no corresponden en absoluto a su naturaleza instintiva. Y como el niño no puede marcharse, cambiar de padres o de entorno cultural, como haría un adulto que llegara a un puesto de trabajo en el que no puede entender lo que se espera de él y simplemente termina despidiéndose, el niño debe montarse un personaje colateral que más o menos responda a lo que se espera de él. Por otra parte como los padres o quien lo cuida han de tener forzosamente razón, porque de otra manera él sentiría que su supervivencia está amenazada, cualquier fallo en ejecutar bien ese personaje sobrepuesto lo atribuye a él mismo y aparecen las culpabilidades y erosiones en la autoestima que no tienen sentido en cualquier otra especie viva, ni tampoco lo tendrían respecto de su propia naturaleza.»

Juan Trigo

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